Entre cañones y volcanes

Hoy quiero pasar Mendoza. Las ciudades grandes no me gustan demasiado...

En vez de ir directo para San Rafael y luego Mendoza, voy a hacer uno de mis atajos, por la RN 40 antigua, creo que me quito unos km y seguro que es más bonita.

 

 

Me despido de Sergio y en el mismo pueblo empieza la pista. Empieza bien, es un poco arenosa pero como a llovido, está bien para conducir. En unos km se pone un poco más dura con piedra y curvas cerradas, subiendo y bajando, incluso con algún corte del camino por el agua que ha caído.

Me cruzo con un inglés con una motillo que ha comprado en Chile. Charlamos un ratito y cada uno para su lado.

La ruta está entretenida, no te aburres.

Voy disfrutando de la conducción y en una bajada un poco mala, me pongo de pie y oigo clonk! y el asiento que me pega en el culo. Mierda! Se ha roto el subchasis!  No ha aguantado tanto serrucho.

A ver qué hago, me faltan cien km para llegar a la carretera. Con esto así no puedo andar ni un metro.

Desmonto todo el equipaje y me pongo a pensar que hacer.

Es un problemón.

Miro lo que tengo, que no es mucho, y veo los desmontables para las ruedas.

Introduzco unos tacos de madera que saco de un arbusto, para que no se cuelen para adentro, y meto los desmontables; luego encajo la otra parte del subchasis.

Con eso, echando la nafta del bidón en el depósito y poniendo el equipaje lo más adelantado posible, a ver si llego yendo despacito.

El recorrido es muy bonito entre volcanes y cañones, una ruta muy revirada, y cómo tengo que ir despacio aprovecho para mirar el paisaje.

Me estoy acercando a una tormenta que asusta un poco; está tirando rayos y hay una especie de tornado que sale de una nube hasta el suelo. Menos mal, la pista se desvía de la tormenta, pero subo una especie de puerto y parece que se me acerca. Ahora la tengo detrás y va a por mí.

La pista se hace más rápida y la tengo justo encima. Un nubarrón negro muy grande. Empiezo a acelerar, ya noto los granizos. Sigo dando gas para quitármela de encima…

90, 100, y la tía sigue ahí, todavía me lanza algún granizo.

120, 130, YUHUU!!, estoy flipando, le estoy haciendo una carrera a la tormenta!... y la estoy dejando atrás. Ya la empiezo a ver por los espejos y delante un clarito. Ja, ja, ja, le he ganado. Esta vez...

Qué bien! y no me cae un rayo.

Me ha pillado en el momento bueno, ahora la carretera es otra vez más lenta, con serrucho, voy sufriendo un poco. Además, no me puedo poner de pie, porque con mi peso hago un poco de fuerza en la parte delantera del asiento y sujeto un poco más el asunto.

Consigo hacer los km con el invento y llegó a Pareditas; y a la entrada del pueblo veo a uno soldando… Tiene huevos la cosa!!

Le pregunto a ver si me lo puede hacer y después de mirarlo, me dice que con su máquina no lo va a hacer bien y me manda a otro sitio, que tiene una maquina de las buenas. Consigo encontrar rápido a David y me hace un trabajo bueno, rápido y bien de precio. En una hora está solucionado y reforzado.

 

Ya son las cinco y sin comer. Me como un bocata rápido en la carretera y parto para Mendoza. Me gustaría pasarlo. Y lo paso, voy hacia San Juan. Es una carretera completamente recta y no encuentro donde poner la carpa, el último camping lo he pasado hace tiempo. Ya casi de noche, veo un puesto de carretera que venden productos regionales. Vive Guillermo con su familia, al que le pregunto si puedo poner la carpa al lado. Estoy ya muy cansado. Ningún problema ponla ahí mismo. Un crío que tiene me ayuda a ponerla y luego me siento en una silla con él, al borde de la carretera, a charlar.

Me invitan a un zumo y me dicen que si quiero algo de comer, pero todavía tengo recién comido el bocadillazo. Estamos un rato más y ya me retiro a mi carpa a dormir.

Mañana otra.

28-02-2015