Agur Kaleta

Pues hoy parece que me voy a ir de Caleta. Me quedan algunas cosillas que terminar de la moto, así que me voy para el taller a ver cómo está el tema. Tengo que revisar alguna cosa, poner aceite limpio y refrigerante, y montarlo todo. Para las once he acabado. Arranca y yo creo que suena mejor que nunca.

 

Podría irme ya, pero no me apetece, voy a esperar hasta que cierren, para sacar una foto a todo el equipo, y disfrutar de este tiempo hablando con esta gente y tomando unos mates, pero sin ninguna presión. Posiblemente no vuelva a verles nunca, y realmente he tenido mucha suerte de que el problema lo haya tenido en este pueblo.

En la foto de izquierda a derecha:
Manuel el Pampeano: vividor, le gusta más hablar y tomar mate que trabajar.
Mario: Jefe de taller, un tío educado.
Martín: el apoyo de Diego.
Diego: el Jefe, el hombre tranquilo. Ha salido una mancha rara en la foto, pero no es así; es hasta guapo.
El viajero: yo.
El pequeño Sebastián: un gran tío.

Ahora en frío lo veo todo más claro: Diego me ha conseguido el recambio y me han dejado un taller con buena herramienta, para que me arregle yo mismo la moto, que así ha ido mucho más rápido sin tener que depender de ningún mecánico, que siempre tienen otras cosas que hacer... Yo también he estado en el otro lado del mostrador y sé las cosas que pasan. A la una se cierra, sacamos la foto del "Balboa Team", me despido de todos. Arranco la Zari y a rular. Antes me doy una vuelta por el pueblo, por donde andaba, el paseo de la playa con el chiringuito que no volveré a ver. Además, quiero ver un poco como funciona la moto porque no la he probado. Le he puesto el equipaje encima y ya está. No es que dude de mi trabajo, pero siempre te puedes dejar una virola o una trócola suelta.

Cojo la RN 3 para el sur. Voy a ir hasta Piedra Buena, a unos 500 km, que me ha dicho Diego que hay un camping chulo. Es una ruta un poco monótona. Mucha recta y exageradamente llano. Se ven unas montañitas bajas a unos km y hace un espejismo, que parecen que están flotando en el aire.

 

Paro a comer en un bar de carretera, donde veo aparcada una motillo 125 con equipaje. Es de un argentino, Ezequiel, que va para Ushuaia. Comemos juntos un menú, mientras hablamos un poco de viajes. El ha sido mochilero y tiene unos cuantos kilómetros recorridos. Cuando arrancamos le espero un poco para ir juntos, pero hay bastante viento de cara. Yo no voy rápido, pero la 125 es cómo si se diera con una pared, cada vez veo la luz por el espejo más pequeña hasta que desaparece. El se queda en Puerto San Juliano, unos 140 km antes.

Hay muchos animales atropellados por la carretera. Hasta guanakos que son parecidos a las llamas pero con menos pelo. Si te das con uno de esos es cómo darte con un burro. Pero también hay de esas avestruces pequeñas, algunas tienen un tamaño importante, más de un metro de altura y tienen pinta de ser duros; si pillas un pollo de estos te puede tirar y no se ven, son del mismo color que la tierra. Por eso es mejor no ir muy rápido. Además no se que pasa que cuanto más rápido vas, hace más viento, ¿a vosotros no os pasa?

 

Cada vez sopla más, pienso en Ezequiel con su 125 adelantándole los camiones. Cuando te cruzas con uno se te pone el casco del revés. Voy apretando la mandíbula, eso quiere decir que no tengo mucho calor. No hace mucho frío, pero tanto viento se te mete por todos lados. Mañana igual hay que ponerse de largo. Llego a Piedra Buena. Es un pueblito con un pedazo de río, de casitas sencillitas prefabricadas, muy americano. Monto la carpa en un camping, una duchita, cenar algo y pa dentro. No hace nada de viento. Cómo se puede estar tan bien debajo de una lona tirado en el suelo!

 

Sigo pensando en ir o no ir a Ushuaia.

12-02-2015