En el fin del mundo

Esta noche ha hecho un poco de fresco. No había que sacar la nariz del saco. Ahora por la mañana está lloviendo un poco. Estamos a 30 kilómetros de Ushuaia, así que no hay prisa en recoger. Tranquilamente nos tomamos un café tipo cowboy, con un pequeño sándwich de jamón y queso, y vamos recogiendo todo, pero sin prisa. Engrasamos un poquito las cadenas y para Ushuaia. Para salir hay que vadear un río, lo hacemos sin ningún problema, pero cuando Matías ya está fuera, le patina un poco la rueda, no sé que hace, si pone punto muerto o qué, no hace pié y toma tierra. Es una caída sin importancia, pero la África pesa como un muerto. Está todo grabado. Está bien un poco de ejercicio para empezar la mañana.

                                   

                                                 
 

Llueve un poquito camino de Ushuaia pero enseguida para. En la entrada sacamos las fotos obligadas y vamos a buscar un camping.

Llegamos hasta el tren del fin del mundo donde hay un camping gratis, pero no tiene duchas. Después de comprar el imán, cómo no, y comer otro pequeño sándwich, nos vamos a buscar un hostel.

Matías dice que se va a quedar 2 días, a mí con uno me vale. Si vienes una semana en avión para hacer excursiones en barco, o esquiar, o lo que fuere, bien, pero no es mi caso. Yo quiero motoquear.

 

 

Vamos a buscar un hostel, pero están todos llenos. Nos mandan a uno que sólo queda una cama, pero dejan poner la carpa en un jardín. Damos unas cuantas vueltas, hasta que encontramos uno que creo que no es, pero está cerca.

 

Me bajo de la moto para preguntar y Matías con su teléfono mágico, me escanea el mapa, y no sé lo que me dice. La verdad es que no se realmente lo que quiere. No le entiendo casi nada, me suelta parrafadas largas y no entiendo nada... En total! , que salimos no sé a dónde y en un semáforo me pilla rojo, y lo

pierdo. Me doy unas vueltas entre calles y no le veo, así que decido ir al hostel, no sea que me quiten el sitio. Pregunto si había llegado y me dicen que está una cuadra más abajo. Está lleno de motoqueros, la mayoría guiris. Yo me pillo una cama por si acaso y supongo que aparecerá él.

 

 

Me ducho y voy a comer algo, que al final nos han dado las 7 de la tarde, y de paso dando una vuelta igual le veo. No tengo como contactar con él.

 

Ushuaia me recuerda un poco a Andorra, pero con mar. Está entre montañas que tienen todavía un poco de nieve, y con una calle principal llena de tiendas de montaña y electrónica. Está bien, pero no es lo que busco. Me Zampo una pizza que no se la salta un gitano y con la tripa llena para el hostel.

 

Igual ha encontrado otro sitio; es que no sé exactamente lo que quería. El camping de pago con duchas está lejos del pueblo, y por una carretera llena de polvo. Si quieres dar una vuelta por la city es un rollo.

Yo mañana me marcho que tengo ganas de estar en la "40".

15-02-2015