domingo, 15 de febrero de 2015

Nos vamos a Ushuaia

Esta noche ha hecho un poco de fresco; voy al pueblo a ver si me dan de desayunar. Igual si voy hasta Ushuaia, total ya metidos en gastos... Así me compro un imán para la nevera.








Hoy no hace mucho viento, pero está la carretera llena de guanacos. Tienen todo el campo y están a la orilla de la carretera. Los camiones ni cortan, tocan el claxon y si se apartan, bien, y si no, ya los apartan ellos.
Es una carretera de rectas interminables, hace fresquito pero se va bien. La Zari responde de maravilla, por ahora.
 
 
Llego a Río Gallegos, yo creo que es la última gasolinera de la RN 3 antes de Chile y tiene WiFi. Reposto nafta y me meto un bocata de milanesa.









Se han acumulado 7 u 8 motos. Unos que suben y otros que bajamos. Se sienta conmigo a comer Matías, un sueco que va en una África Twin, y que no tiene ni idea de español. Yo el sueco lo tengo un poco dejado, pero no importa, porque él habla perfectamente inglés y con el nivel de parvulitos que tengo yo, no hay ningún problema. Él también va para Ushuaia, así que vamos juntos.



 
 
Pasamos la frontera de Chile, y luego el ferry del Estrecho de Magallanes.


  http://youtu.be/8B-_ShDqgKQ

                          
                                                                                                                                           

Me recuerda cuando viajábamos por Siberia con Andrey, el ruski, que él nos solucionaba lo del idioma. Él andaba de inglés como yo. Ahora es al revés, ahora yo soy Andrey, el que domina el idioma.

Se acaba la carretera y empieza el ripio, para amenizar un poco la tarde. Pero esta carretera es la principal que no lleva hasta Ushuaia y pasa todo el tráfico incluido camiones. Hay mucho polvo y Matías lleva un casco tipo Mortadelo y Filemón sin gafas ni pantalla, una chaqueta de Decathlon y sin guantes, para manipular el teléfono. Dice que su pantalla le cubre mucho. Tiene la cara hecha un cristo, completamente despellejada. Hay gente para todo. Eso sí, en la moto lleva de todo, tiene que pesar 300 kilos.

 
 
 
 
Llevamos 250 km, no tiene pinta de haber nafta y se está haciendo tarde, así que decidimos hacer free camping.
 
 
 
Lo que pasa es que yo sólo tengo unas rebanadas de pan de molde para cenar. Matías tiene un bocata y un tarro de mermelada, que me lo da para que por lo menos unte el pan.

 
Y aquí estoy, en un páramo de Tierra de Fuego, cenando pan con mermelada, con un sueco que no habla “ni papa” de español.
 
13-02-2015

4 comentarios:

  1. Pues yo me entiendo de maravilla con las suecas!!! -)-)

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  2. Sigues igual de frugal con lo de las cenas, un asco vamos!! y ya vale de ponerme los cuernos con un sueco.

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  3. Aupa Zabaleta,ya estas en tu salsa,gente con la que no te entiendes,kilometros y kilómetros de carreteras desconocidas,durmiendo en la vera del camino y cenando frugalmente cual monje motorizado.Luego vas y nos cuentas que te agobias por unas cosillas de na.Ale!! perdigón disfruta cuídate que para eso estas ahí.Un abrazo.Javier.

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